Ese espacio en tu cabeza…

Hace poco aprendí algunas cosas super interesantes acerca de nuestro cerebro y quiero compartirlas con ustedes, porque siento que explican muchísimas cosas que nos pasan.

A riesgo de simplificar mucho (por favor médicos, neurólogos y profesores de anatomía abstenerse), empiezo por hablarles de un conjunto de células en la base de nuestro cerebro bajo el nombre de amígdala. Esta estructura cerebral esta encargada de regular las emociones, tales como el miedo y la ansiedad, entre otras.

Por otro lado, justo detrás de la frente, se encuentra el lóbulo frontal, el mayor de los 4 que tiene el cerebro. Este es el que procesa (entre otras cosas) nuestro comportamiento frente a distintas situaciones. Nos ayuda a tomar decisiones a mediano y largo plazo, nos ayuda a procesar las respuestas que damos, etc.

En resumen, cuando hay una amenaza, un peligro a nuestra integridad física o mental, una señal se lanza a la amígdala. Algo así como: “no desayunaste nada esta mañana y me estoy sintiendo débil, tal vez debería desmayarme para ahorrar energía?” (así de dramática es la amígdala). El lóbulo frontal responde: “nah…ahora como algo nutritivo y tomo un vaso de agua y me sentiré mejor. “ Fin del problema, que no era una amenaza tan grande.

Distinto seria si la amígdala dijera: “viene un tigre en tu dirección a toda velocidad y parece hambriento”. El estrés es tal que la amígdala ni pregunta al lóbulo frontal: directamente se producen una serie de eventos de orden químico y mecánico: cualquier actividad digestiva se interrumpe, la sangre va a los músculos (para correr mejor), y a la cabeza (para pensar mejor), se agudiza la vista y el oído, se envía azúcar a los músculos de las extremidades, cortisol elevado, adrenalina a tope…

El problema es que, si bien en el mundo hoy es muy poco probable que nos persiga un tigre, los estímulos a nuestro cerebro provocados por nuestro estilo de vida son constantes, no hay espacio entre uno y otro como los reels en TikTok …nuestro cerebro ya no tiene tiempo de ver si la amenaza es real o no, ya no hay espacio para conversar con el lóbulo frontal. TODO es tratado como una amenaza inminente. Y como la amígdala fue creada para “solucionar” amenazas muy puntuales, no toma mucho en cuenta como el curso de acción, la respuesta que tomo a la amenaza, puede afectar al individuo a mediano y largo plazo. Vivimos y DECIDIMOS constantemente bajo los efectos de un cortisol elevado (la hormona del estrés), la digestión interrumpida o mal hecha, las horas de sueño profundo cada vez mas escasas y las decisiones acerca de qué hacer con todo eso casi silenciadas porque el lóbulo frontal no ha sido participado.

¿Como hacemos para volver a crear ese espacio entre estimulo y respuesta? Porque despues de todo, es ahi donde radica nuestra autoridad, nuestro poder sobre nosotros mismos.

Practicando la meditación.

La meditación nos ayuda a recuperar el espacio en nuestra conciencia que nos permita ELEGIR mejor: mejor alimentación, mejor forma de movernos, mejor rutina de sueño, etc. Podremos darle al lóbulo frontal el protagonismo que debe tener y a la vez la amigdala podrá descansar. Resultado: una vida mas placentera, mas saludable, menos estresante y sobre todo más disfrutable.

Ya se lo que me vas a decir: “no tengo tiempo para eso” y/o “no sé como se hace”

Se necesitan 10 minutos por día (cuanto mas tiempo mejor, pero 10 minutos alcanzan para empezar).

El lugar y el tiempo lo elegis vos, pero si no tenes problemas para encontrar tiempo y lugar para mirar el telefonito supongo que te sera facil encontrar un lugar para meditar (asi sea el baño!)

Hay un sinfín de aplicaciones, muchas gratis, que enseñan como meditar.

Si quieres una receta sencilla: sentate en un lugar cómodo, cerra los ojos o baja la vista y concéntrate solamente en tu respiración: el aire pasando por la nariz al inhalar y exhalar. Los pensamientos vendrán y solo tendrás que dejarlos pasar, concentrado – por solo 10 minutos- en solamente EXISTIR sin juzgar, sin decidir si el pensamiento es bueno o malo…solo dejarlo pasar…y respirar.

Y así expandimos ese espacio en nuestras cabezas, donde podemos elegir en tiempo presente, como queremos VIVIR….Después me contas?

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